La Baterías de Almacenamiento de Energía (BESS) se han convertido en piedra angular para asegurar un suministro constante y confiable. Sin embargo, para aprovechar al máximo estas tecnologías, es crucial entender la vida útil de las baterías y cómo los ciclos de carga afectan su rendimiento a largo plazo.
La vida útil de los BESS
La vida útil de una batería se determina mediante ciclos de carga, los cuales se producen cuando la batería se carga del 0 al 100% y luego se descarga por completo.
En el caso de las baterías modernas, tanto las de LFP como las NMC, utilizadas en sistemas de almacenamiento de energía BESS, pueden durar entre 4000 y 6000 ciclos de carga, dependiendo de varios factores como la temperatura, la profundidad de la descarga y la corriente de carga.
En el caso del modelo NMC de Pixii Powershaper, cada unidad de la batería en condiciones de +25º tiene una vida útil de 6000 ciclos, a pesar de que se podrá seguir utilizando a una menor capacidad, mientras que el LFP tendrá 4000 ciclos.
En general, las baterías LFP (fosfato de hierro y litio) suelen tener menos ciclos de carga en comparación con las NMC (níquel, manganeso y cobalto) lo que supone una mayor vida útil para estas últimas. Esto se debe a que, a pesar de su mayor costo inicial, la mayor densidad de energía y la prolongación de la vida útil suelen ofrecer un mejor costo en términos de ciclo de vida.
Las baterías LFP suelen ser para aplicaciones más orientadas a la potencia, con el nivel más bajo de cobalto o níquel, y las baterías NMC proporcionan el nivel más alto de densidad energética.
Profundidad de la descarga y corriente de carga
La profundidad de la descarga (DOD) se refiere a cuánta energía se ha extraído de una batería en comparación con su capacidad total. Las baterías de litio o LFP tienen una vida útil más larga siempre que se mantienen en un rango de DOD más bajo, generalmente entre el 20% y el 80%. Descargar la batería por debajo del 20% o cargarla por encima del 80% con frecuencia puede acortar significativamente su vida útil.
La corriente de carga también desempeña un papel crucial. Las baterías se desgastan menos cuando se cargan a una corriente más baja y se descargan a una corriente más baja. Cargar a una velocidad más baja permite que las celdas de la batería se equilibren correctamente, lo que reduce el desgaste desigual.
Con el objetivo de aumentar los ciclos de carga de la batería, los fabricantes dan varias pautas dependiendo del nuestros patrones de uso:
Uso ocasional o en condiciones estables de potencia
Cargar la batería al 100%: Esto maximiza la capacidad total de la batería y reduce el número de ciclos de carga/descarga. Adecuado para dispositivos que se usan solo unas pocas veces al mes o al año.
Uso frecuente o en condiciones de red inestable:
Cargar la batería al 80%: Esto prolonga significativamente el número de ciclos de carga. Ideal para sistemas que experimentan ciclos de carga/descarga frecuentes o continuos debido a condiciones híbridas o de red inestable.
Comprender la vida útil de las baterías y cómo los ciclos de carga afectan su rendimiento es crucial para garantizar una operación eficiente y rentable de los sistemas de almacenamiento de energía. Al mantener la profundidad de la descarga dentro de límites saludables, limitar la corriente de carga y descarga, y controlar la temperatura, podemos extender significativamente la vida útil de las baterías.
Baterías de almacenamiento energético industrial y BESS como Pixii Powershaper que permiten una gestión avanzada de la carga, nos permiten conseguir ampliar al máximo la vida útil y llevar a cabo un mantenimiento idóneo de la misma.
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